Close
Sea cual sea el sector de actividad, la gestión de los problemas forma parte del día a día de la empresa. Cuando estos son complejos, es decir, cuando contienen varios elementos combinados de una manera que no es inmediatamente inteligible, una solución original y pertinente suele ser difícil de encontrar. ¿Por qué? Resulta complicado para nuestro cerebro entender en bloque un fenómeno complejo y todas sus interdependencias.
1- Definir el problema a tratar
La primera etapa consiste en integrar a la perfección todas las implicaciones de la problemática a resolver. Y, sobre todo, no confundir el problema con sus síntomas. Conviene plantear el problema para entender bien todas sus dimensiones e interdependencias y recopilar toda la información posible para facilitar la búsqueda de las causas. Implica a los colaboradores de servicios diferentes, por ejemplo, para ampliar el punto de vista sobre la cuestión. No dudes en utilizar herramientas de visualización para formular el problema de la mejor manera posible.
2 – Identificar las verdaderas causas
He aquí una etapa clave: la búsqueda de las causas pertinentes. Enumera todas las causas posibles con un efecto sobre el problema. A primera vista, el origen del problema puede parecer evidente. Sin embargo, siempre debemos desconfiar de lo evidente. Utiliza el método de los cinco porqués para ahondar en el análisis e identificar la o las causas raíz del problema. A continuación, identifica aquellas con un peso lo suficientemente relevante como para ser abordadas.
Reformula el problema centrándote en lo esencial.
3- Encontrar la solución correcta
Con ayuda de herramientas como el brainstorming o las tormentas de ideas, genera ideas que permitan resolver el problema. En esta fase, todas las ideas son bienvenidas, incluso las más absurdas. Mediante la iteración, la combinación y la selección de las ideas, estúdialas en términos de facilidad o rapidez de adopción, de coste, de competencias que se han de movilizar y de riesgos.
La experimentación, el «test and learn» y el feedback siempre son recursos excelentes para comprobar la pertinencia de una solución y para mejorarla.
4- Poner en marcha la solución elegida y seguir su eficacia
Evalúa los resultados y el enfoque, decide si se requieren otras acciones y repite si fuera necesario.
