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Si no habla inglés con fluidez, sin duda, teme expresarse en el idioma de Shakespeare. Si no se atreve a hacerlo, su vocabulario y fluidez no mejorarán, por lo tanto, osará aún menos hablar en inglés. Es un círculo vicioso. Una buena manera de progresar es activar el proceso con interlocutores afables, personas con quienes se sienta a gusto si comete errores en inglés. Por ejemplo, empiece con amigos, en un contexto no profesional en que el inglés no sea un asunto importante.
Para mejorar su inglés, seguramente, se dice que necesita recurrir a los mejores, a los «native speakers». En efecto, eso es verdad para aprender, pero no para practicar, sobre todo en la empresa. Por otro lado, en 2016, un estudio escandinavo demostró que el nivel de estrés de los empleados (no bilingües) aumenta en cuanto un hablante nativo participa en la conversación. En consecuencia, si busca interlocutores afables para practicar su inglés, prefiera hacerlo con gente de su nivel o sólo un poco mejor.
No hay nada mejor… Por eso, no dude en ver películas y programas en versión original con y sin subtítulos y, particularmente, debates para aprender a recobrar el impulso en la conversación y transmitir sus mensajes con impacto.
«Al menos el 90 % de los mensajes afectivos no son verbales» (Goleman 1997). En efecto, el cuerpo transmite al menos tantos mensajes como las palabras. Por ello, no dude por ningún motivo en usar las manos, el cuerpo e, incluso, exagerar algunos comportamientos para producir más impacto.
Por último, al hablar, la manera en que se comporta y la cantidad de energía que consume están estrechamente relacionadas. Al hacer presentaciones, asegúrese de que su cuerpo esté en una posición atenta y relajada. Por eso, manténgase erguido y hable lentamente. Memorice las primeras frases de la presentación, esto le dará confianza y mejorará su impacto.
