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Visión estratégica: ¡Uno para todos y todos para uno!

De acuerdo a un famoso estudio llevado en 2009 a cabo por Kouzes y Posner, la honestidad es la cualidad que los empleados admiran más en su líder. Ahora bien, es exactamente la misma cualidad que los empleados admiran en primer lugar en sus colegas. En otras palabras, la honestidad, sin duda, es el bien menos común en una empresa. Además, algo interesante para los líderes es que la segunda cualidad que los empleados más admiran en ellos es su capacidad para tener una visión y, por el contrario, esta cualidad es la que más los diferencia de los otros empleados. Por consiguiente, ¿qué se debe hacer para desarrollar su visión estratégica, sea usted director de empresa, sea jefe de equipo? Se han publicado muchos libros de management sobre el tema, pero para intentar responder a esta pregunta hagamos un desvío por la literatura y, particularmente, por la historia de un joven ambicioso que desea convertirse en mosquetero:

«Porthos, dice Aramis, Athos ya te ha advertido de que eres un necio y coincido con él. D’Artagnan, eres un gran hombre y para cuando estés en el puesto del señor de Tréville, pido tu protección para conseguir una abadía.

-¡Vaya! No lo entiendo, dijo Porthos;  ¿aprobáis lo que D’Artagnan acaba de hacer?

-Claro que sí, dijo Athos;  y no solamente apruebo lo que acaba de hacer, sino que incluso lo felicito por ello.

-Y ahora, señores, dijo D’Artagnan sin tomarse el trabajo de explicar su conducta a Porthos, todos para uno y uno para todos,  esa es nuestra divisa, ¿no es as¡?

-Sin embargo, dijo Porthos.

-¡Extiende la mano y jura! gritaron a la vez Athos y Aramis.

Vencido por el ejemplo, rezongando por lo bajo, Porthos extendió la mano y los cuatro amigos repitieron a coro la fórmula dictada por D’Artagnan:

«Uno para todos y todos para uno». »

-Está bien, que cada cual  se retire ahora a su casa, dijo D’Artagnan, como si no hubiera hecho otra cosa en toda su vida que mandar;  y atención, porque a partir de este momento, henos aquí enfrentados al cardenal.

Resumamos la situación. D’Artagnan, un joven gascón que acababa justo de salir de la adolescencia, acaba convertirse en el líder, en pocas semanas, de tres valientes y experimentados mosqueteros, los soldados de élite del Rey de Francia. ¿Cómo lo logró?

1ª etapa: Dé sentido a la acción de sus colaboradores

Más arriba, en el mismo capítulo, D’Artagnan empieza a dar sentido a la acción de cada uno. Les promete dinero, aventuras. Sin embargo, da un objetivo superior a su acción común: el destino de Francia y, en particular, de la Reina. Además, recuerda a sus amigos que tienen un enemigo común: el cardenal de Richelieu, el enemigo histórico de los mosqueteros: «porque nuestro verdadero, nuestro único, nuestro eterno enemigo, señores, es el cardenal y, si pudiéramos encontrar un medio de jugarle una pasada cruel, confieso que comprometería de buen grado mi cabeza». Para dar sentido a la acción, es necesario establecer un objetivo común. Para hacerlo rápidamente, sin duda es peligroso, pero siempre es eficaz, recordar oportunamente los enemigos que tenemos en común.

2ª etapa: Una a sus equipos entorno a su visión

En el curso de liderazgo que se enseña a los estudiantes de la HEC (École des hautes études commerciales) de París, se enseña a observar las organizaciones a través de tres ejes: la estructura, la cultura y el poder. Aquí, D’Artagnan organiza muy rápidamente la estructura de su equipo: cada uno entiende cuál es su sitio dentro del grupo, sabe lo que debe hacer y cómo hacerlo. Muy rápidamente entiende los códigos de los mosqueteros, a los que se ha unido desde hace pocas semanas, y se integra en el seno de una cultura común. Además, también comprende rápidamente cuáles son las ventajas y desventajas, los factores de motivación de cada uno de los mosqueteros: las mujeres, para Aramis, la buena comida, para Porthos, y el honor para Athos.      

3ª etapa: Implemente acciones precisas para concretar su visión.

El famoso lema «¡Uno para todos y todos para uno!» aparece solo una vez en toda la obra de Dumas. Sin embargo, se ha hecho famoso mundialmente y, sin duda, es porque encarna mejor que cualquier otro discurso o hazaña los valores de los mosqueteros, lo que los une. Para hacer que los equipos adopten nuestra visión, hay que implementar acciones concretas en términos de estructura (quién hace qué),cultura (las normas y los símbolos dentro del grupo) y relaciones de poder (cuáles son las cualidades y puntos débiles de cada uno y las alianzas en el interior del grupo). Como el valor no espera el transcurso del tiempo, D’Artagnan encuentra el mejor lema posible para hacer que los tres mosqueteros adopten su proyecto: «Uno para todos y todos para uno ».

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