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Las empresas están en transformación constante, ya que desean tener capacidad de reacción ante el cambio de sus respectivos mercados. En este contexto, los colaboradores deben adaptarse a los cambios frecuentes que, a menudo, cuestionan su manera de trabajar. Estos son nuestros 4 consejos para acompañar el cambio y los medios relacionados con cada etapa de nuestra curva del cambio.
El cambio produce temor. En un principio, a menudo, somos incapaces de percibir las ventajas del cambio y no entendemos su sentido. Para acompañar dicha negación, si se está a cargo del cambio, es necesario repetir los cambios anunciados y sus ventajas sin entrar en discusiones. Se recomienda hacer preguntas abiertas para que la persona pueda expresar su descontento o sus temores.
Una vez que el cambio parece inevitable, a menudo, implementamos estrategias para evitarlo y buscamos soluciones o buenas razones para no adoptarlo. Para acompañar la fase de resistencia, es necesario atenerse a los hechos, sin iniciar argumentaciones y escuchar las dificultades de los otros sin intentar solucionarlas.
Es la fase donde el nivel de energía está más decaído, no nos oponemos más al cambio, pero sentimos desánimo y cierta falta de motivación. Estamos resignados y los cambios nos parecen aún muy difíciles de implementar. Para acompañar esta fase, es necesario destacar los aspectos positivos de las modificaciones y motivar a los colaboradores resaltando los primeros avances.
La integración del cambio se constituye de dos fases: la integración conceptual, en la que somos capaces de proyectar el cambio hacia el futuro, y la integración comportamental, en la que somos capaces de adaptar nuestros comportamientos a nuestra nueva realidad y donde abandonamos nuestros antiguos comportamientos. Para acompañar esta fase, se recomienda que se apoye en los líderes de opinión, es decir, las personas más motivadas por el cambio, que impulsarán de manera más rápida los nuevos comportamientos que se esperan.
